Lunes, marzo 21, 2022

Publicación inglesa Central Banking eligió a Mario Marcel como el mejor presidente de los bancos centrales de 2021

El actual ministro de Hacienda, Mario Marcel, fue escogido por la revista internacional especializada en políticas monetarias, Central Banking, como el mejor presidente del Banco Central a nivel mundial.

 

El premio, según el journal, se fundamenta en la habilidad y rapidez del ex presidente del Banco Central a la hora de manejar las diferentes crisis económicas y políticas que debió enfrentar durante la pandemia. Destaca que pese a los vaivenes, la economía nacional se mantuvo dentro de ciertos rangos que actualmente permiten observarla con una perspectiva positiva.

 

Marcel es visto como el gran artífice de esta solidez.

 

Puedes acceder a la publicación original ingresando al sitio web de Central Banking (haz clic en el enlace).

 

He aquí el texto completo de la publicación inglesa.

Presidente del año: Mario Marcel

El ex presidente del Banco Central chileno atravesó de manera experta una tercera crisis monetaria en dos años, en medio de un mayor estrés en los mercados emergentes y volatilidad política, al tiempo que reforzó las capacidades del banco central.

Cuando Mario Marcel fue nombrado presidente del Banco Central de Chile (BCCh) en octubre de 2016, asumió el liderazgo de una institución que se había ganado la reputación de ser uno de los bancos centrales más independientes y mejor administrados de América Latina. Marcel tomó medidas para mejorar aún más la institución. Cambió su estructura de gestión interna, reduciendo el número de reuniones de política monetaria de 12 a ocho. El BCCh también mejoró la calidad de sus comunicaciones tanto en inglés como en español. Pero la reputación del BCCh, así como la del propio Marcel, se pondrían a prueba, severamente, a partir del 2019.

En octubre de ese año, los chilenos comenzaron a salir a protestar a las calles en números cada vez más grandes. Inicialmente, las protestas reclamaban por el alza de los precios del transporte público. Pero pronto se transformaron en grandes manifestaciones que pedían cambios en la estructura económica del país para abordar la desigualdad y el aumento del costo de los bienes básicos. El malestar político alcanzó los niveles más altos que Chile ha enfrentado desde el golpe militar de 1973.

Como moneda de una economía relativamente pequeña y abierta, el peso chileno se vio sometido a una fuerte presión en los mercados de divisas debido a que los inversionistas se pusieron nerviosos. El peso alcanzó un mínimo de alrededor de 800 pesos por dólar estadounidense en noviembre del 2019. El Banco Central chileno normalmente había permitido que la tasa de cambio fluctuara como un mecanismo estabilizador para abordar las tensiones económicas. Pero, en un esfuerzo por restaurar la confianza en la moneda, el BCCh realizó intervenciones cambiarias a gran escala a fines del 2019. Gastó aproximadamente US$20.000 millones de sus reservas de divisas, en un momento en que su cartera rondaba los US$40.000 millones. En última instancia, las comunicaciones e intervenciones del BCCh convencieron a los participantes del mercado de que la venta masiva era exagerada.

Sin embargo, justo cuando los mercados se estabilizaron a principios del 2020, llegó la pandemia por covid-19.

Nuevas herramientas contra el covid-19

Para marzo del 2020, Chile –junto con otras economías en el mundo– estaba experimentando una rápida desaceleración económica debido al coronavirus. El BCCh respondió cortando las tasas de interés llevándolas hasta un mínimo histórico de 0,5%. También, implementó, por primera vez, programas de compra de activos, expandió su marco de garantías y aprobó financiamiento para entregar facilidades en los préstamos.

En un intento por controlar la alta volatilidad en los mercados de valores de deuda, el banco central presentó dos programas de compra de activos por un total de US$16.000 millones. El BCCh aprobó un paquete de US$ 8.000 millones para comprar bonos de bancos en marzo del 2020. En junio, lanzó su programa especial de compra de activos: otro paquete de US$ 8.000 millones para comprar bonos de bancos, así como recompras de valores del Banco Central.

El marco de garantía ampliado permitió a los bancos presentar bonos corporativos y préstamos como garantía para acceder a las operaciones del BCCh. Para mitigar la exposición de los bancos a estas nuevas fuentes de riesgo, el Banco Central impuso un recorte y puso límites al stock de garantías aceptadas. Además, permitió temporalmente a los prestamistas cumplir con los requisitos de reserva de divisas utilizando activos denominados en euros, yenes, pesos chilenos, y dólar estadounidense.

Sumado a lo anterior, el banco central presentó tres líneas de facilidades de financiamiento para préstamos con un volumen total de US$ 40.000 millones. La primera facilidad se introdujo en marzo del 2020. Su objetivo era proporcionar financiamiento a los bancos comerciales al ritmo de la tasa de política monetaria, con la condición de que impulsaran los préstamos para consumidores y para pequeñas y medianas empresas. Esta primera herramienta ofreció a los bancos hasta US$24.000 millones. La segunda línea, que tenía un valor de US$ 16.000 millones, se introdujo en junio de 2020. Se asignó a los bancos en función del crecimiento de sus portafolios. Con los US$ 10.000 millones en fondos no utilizados de estas dos líneas, el Banco Central, finalmente, presentó una tercera línea en enero de 2021. Esta se utilizó para refinanciar préstamos y así asegurarse de que las empresas no perdieran abruptamente el acceso al crédito durante la recuperación.

Riesgo reputacional

A pesar de su fuerte historial macroeconómico, la reputación de Chile respecto a su sólida gestión económica se vio cuestionada en 2020. El congreso del país permitió a los ciudadanos realizar transferencias desde sus fondos de pensiones en un intento por reforzar los activos durante el covid-19. Los observadores criticaron el plan por crear riesgos de financiamiento de pensiones a largo plazo y distorsiones en los mercados de capitales, ya que los fondos de pensiones se vieron obligados a vender activos para hacer frente a los retiros. Marcel demostró repetidamente su independencia y la del Banco Central al advertir, públicamente, que estas transferencias podrían dañar la estabilidad financiera.

Los efectos combinados de la pandemia y la inestabilidad política hicieron que el peso, una vez más, se debilitara significativamente. Alcanzó un mínimo de 865 pesos por dólar estadounidense en abril del 2020. Pero detrás de escena, ya se estaban realizando esfuerzos para restaurar la confianza.

El BCCh desempeñó un papel clave en la negociación de un acuerdo de línea de crédito flexible (o FCL por sus siglas en inglés) de dos años entre Chile y el Fondo Monetario Internacional, que finalizó en mayo. Las ofertas de FCL son grandes paquetes de crédito no condicionales. El de Chile tenía un valor de alrededor de US$ 24.000 millones, o 17.443 millones en Derechos Especiales de Giro, lo que es 10 veces mayor que la cuota del país. Estos recursos no se han desplegado, pero sirven como seguro en el contexto de la alta incertidumbre creada por la pandemia. El FMI solo acepta FCLs cuando está convencido de la solidez de las instituciones del receptor, y eso incluye al BCCh. El FMI también ha sometido a Chile a revisiones periódicas en el marco del programa FCL, elogiando la calidad de su gestión económica.

En julio de 2020, el Banco Central implementó dos medidas para suavizar el impacto de los retiros de pensiones. Ofreció hasta US$ 10.000 millones en compras de bonos bancarios con una venta a los bancos dentro de uno a tres meses. El Banco Central también compró depósitos a plazo de los bancos por hasta US$ 8.000 millones.

Un mes después, el BCCh amplió su línea de intercambio de divisas con el Banco Popular de China a 50.000 millones de yuanes (US$ 7.900 millones), desde los 22.000 millones de yuanes anteriores. Esto le dio al Banco Central aún más poder de fuego potencial para intervenir durante una crisis.

Cuando los legisladores aprobaron un nuevo retiro del sistema de pensiones en diciembre de 2020, el Banco Central reactivó ambos instrumentos que había utilizado para suavizar el impacto. Lo financió con los fondos no utilizados aprobados en julio.

Estas políticas del Banco Central ayudaron a que el peso se recuperara, llegando a estar en 710 pesos frente al dólar estadounidense en diciembre de 2020.

Durante 2021, el BCCh implementó una serie de importantes mejoras de gobernanza. Adoptó una nueva política de transparencia en junio, basada en el código de buenas prácticas del FMI. El Banco Central creó una nueva sección en su sitio web que brinda información adicional sobre su forma de operar. Esto incluye documentos sobre el marco legal que sustenta su independencia, instrumentos y sus objetivos de políticas. Otra sección contiene información sobre su estructura de gobierno y sobre las responsabilidades adscritas a cada departamento.

Por primera vez, el Banco Central publicó la remuneración de todos sus funcionarios por categoría y los contratos que tiene con terceros. También está comenzando a proporcionar el resultado de las auditorías externas de su presupuesto y a proporcionar formas para que los ciudadanos interactúen con él.

Otros esfuerzos incluyeron una campaña para alentar a los chilenos a dejar de acumular monedas y volver a ponerlas en circulación.

El regreso de la inflación

Cuando la recuperación post-Covid de Chile comenzó en serio en 2021, el BCCh enfrentó un problema similar al de muchos de sus pares: el aumento de la inflación. Hasta ahora, su reacción parece haber sido prudente y oportuna. Comenzó a aumentar las tasas en 25 puntos básicos en julio y las subió otros 475 pb (puntos básicos) en sus cuatro reuniones de política monetaria posteriores. Si bien el BCCh se movió más rápido que la mayoría de sus pares, la inflación igual aumentó rápidamente llegando a alcanzar un 7,7% interanual en enero. Queda por ver si una política más estricta tendrá el efecto deseado de reducir la inflación al 3% en un período de dos años.

Abordar la inflación no fue el único desafío que enfrentó el BCCh el año pasado. Las monedas de los mercados emergentes enfrentaron una gran presión. Los observadores también tenían serias preocupaciones sobre el resultado de las elecciones presidenciales de Chile, incluso respecto de si es que ambas partes aceptarían o no el resultado. Estos factores hicieron que el peso se desplomara por tercera vez en dos años.

En medio de esto, Marcel, quien fue reelegido como presidente en octubre, continuó oponiéndose enérgicamente a los llamados a hacer otra ronda de transferencias desde las pensiones. Dijo en noviembre del 2021 que “la repetición de liquidaciones forzadas de activos” por parte de los fondos de pensiones era el “principal riesgo para la estabilidad financiera”. Las prudentes medidas del BCCh y su sólido historial ayudaron a mantener la confianza. El peso se recuperó desde 871 por dólar en diciembre para llegar a los 797 el 22 de febrero. Una fuente de presión sobre el peso se disipó cuando las elecciones concluyeron con una transferencia pacífica del poder. Marcel renunció a su cargo de presidente en enero del 2022 y aceptó convertirse en el ministro de Hacienda bajo la nueva administración del presidente Gabriel Boric. Los observadores ven su nombramiento como un intento de tranquilizar a los inversionistas chilenos y extranjeros, respecto de que el nuevo gobierno seguirá políticas económicas sólidas.

Marcel también había seguido acumulando reservas para proteger mejor a Chile contra futuras presiones sobre el peso. El BCCh aumentó su cartera de reservas de divisas para llegar US$ 50.000 millones. Eso es aproximadamente una quinta parte mayor que antes del inicio de la primera crisis monetaria en 2019. Además, bajo el liderazgo de Marcel, el BCCh continuó desarrollando redes de seguridad. En febrero de 2022, se unió al Fondo de Reserva de América Latina, o Flar, una red regional de bancos centrales que tiene como objetivo fomentar la estabilidad cambiaria ofreciendo financiamiento a los miembros en momentos de estrés. El presidente ejecutivo de Flar, José Darío Uribe, dijo que la membresía de Chile fortalecería la red de seguridad financiera de la región y mostraría a otros países la importancia de unirse a la red.

Debido al malestar social, Chile ahora está examinando cambios en su constitución para ofrecer una distribución más equilibrada del crecimiento económico. Los observadores dicen, sin embargo, que no esperan que esto resulte en una reducción de la independencia del Banco Central, una opinión compartida por el propio Marcel. Si esta expectativa resulta ser cierta, indicaría que el BCCh mantuvo la confianza pública en un momento crítico donde los chilenos cuestionaban cómo se gobernaba su economía.

Si bien ningún gobernador de banco central ha tenido una tarea rutinaria desde el brote del covid-19, Marcel ha liderado al BCCh a través de una serie de crisis que comenzaron antes de la pandemia. El Banco Central, bajo su liderazgo, se enfrentó a un gran desafío para la estabilidad financiera vinculado a la inestabilidad política, y se movió temprano para endurecer la política monetaria al tiempo que mejoraba las reservas y la gobernabilidad. En general, los esfuerzos de Marcel han protegido a la economía chilena de las peores consecuencias de la crisis. También ha buscado fortalecer la capacidad del BCCh para enfrentar problemas futuros.

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